No se si alguna vez habéis sentido esa clase de amor loco, y habéis hecho locuras por el, porque como se dice, no se está loco de amor si no se hacen locuras por amor. Pues bien, eso me ha pasado, que después de tanto tiempo, por fin, he podido hacer mi primera locura en esto llamado amor.
Supongo que ha mucha gente no le ha sentado bien, supongo que ellos aún no entienden lo que es amar. Que soló sabrán ladrar.
Da igual en la situación que te encuentres, porque si de verdad amas, lo dejarás todo por ir con esa persona, aun que ello te lleve a la ruina. Tal vez soy demasiado joven para hablar de amor, ¿pero quien es demasiado viejo en ello? Nadie, por mucho que haya vivido, se puede considerar un experto en ello, ya que puede ocurrir de tantas maneras y formas... Pero ninguna fácil, por que lo fácil nunca suele merecer la pena.
Muchas personas confunden querer con amar, y las comprendo, hasta hace poco eso mismo me ocurría, he confundido durante noventa días lo que era amar y querer, he querido a una persona, que nunca he amado, a la que no puedo negar que me haya hecho feliz. Pero tampoco puedo negar que he estado doscientos setenta días amando a otra, aun que durante noventa días aleje un poco de mi ese sentimiento, por intentar seguir hacía delante.
Me he dado cuenta que da igual en que situación te encuentres, que el amor siempre saldrá a floté, quieras o no. En unas semanas mi vida ha montado en una noria sin freno, viendo mis días pasar por instantes, y aun que sin ayuda de él me di cuenta de lo que sentía, necesitaba el último empujón. El definitivo. El que ha conseguido parar la noria antes de que acabará mareada, sin poder moverme. He necesitado sus buenos días, y sus preguntas, preguntas que me daban miedo plantearme de verdad, aun que no todo haya ocurrido de la manera más elegante posible, no me puedo llegar a arrepentir del todo, al fin y al cabo, por amor se hacen locuras. Y esta ha sido mi locura, confundir el amar con el querer, aun que haya hecho daño a otras personas, para ellas solo les puede quedar el consuelo de mi conciencia, como castigo, por que es con ella con quien habló todos los días, pero no puedo amargarme. Solo pido que en algún momento, todas las personas ajenas a esto lleguen a comprender el porque de mis actos, el por que de todo.
He rechazado el querer por el amar. He dado rienda suelta a esto que sentía aun sabiendo las consecuencias. He llorado. Y he sonreído. He comprendido que esta vida es una noria, y que cuando empieza a girar sin control alguno, el freno tendrás que pagarlo. Tú propia conciencia será quien te lo haga pagar.